Me penetra tu aroma
y como carcoma
roe mis instintos,
fluviales íntimos
embriagando espasmos,
deslizando manos
y sonrojando líbidos.
Me huele tu mirada
a nacarada
de flor silvestre,
raíces en vientres
de la misma siembra,
soles entre piernas
fecundando fiebres.
Me hierve el tacto
del deseo blando
cuando se endurece
en el despiece
de piel y sentido
ahogando el gemido
donde el placer retuerce.
Esencia