Vértigo en la hondura
que acantila mi pecho,
ahogo en lo estrecho
de su máxima altura,
una patria absoluta
donde gobiernan los versos
cuando hablan los adentros
de la médula más pura.
Desnudez en el enigma
que tienta al sentimiento
vistiendo al pensamiento
en rutas de las letras
hábita donde las venas
anudan los cordones
a la sangre a borbotones
del amor que la despierta.
Esencia
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