Entonan las súplicas de la fiebre
las oraciones subcutáneas en jadeos,
como reos en el oráculo orfebre
donde las mieles supuran en deseo.
La noche repta cual serpiente
y con sus dientes muerde mi boca,
desmenuzando olas con sus corrientes,
tejiendo puentes bajo mi ropa.
Se abren las jaulas de mis panteras,
sudan las piernas de mis espasmos
cuando las manos intrusas llegan
donde celebran múltiples orgasmos.
Amamantada de furia convulsa
la lluvia del cielo que me exprimes
en los confines donde hincas
dura la locura que tu vena rige.
Esencia
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