Mi piel rezuma
la suma que le falta,
la última carta
de tu fortuna,
culebras intrusas
abriendo los poros,
buscado el modo
de hacerse lunas
y sentirse lluvia
de todos tus sorbos.
Mi piel bucea
en letras del delirio,
gotas de colirio
que dilaten tus venas
para hacerte de ellas
unto y sudor,
gemido en voz
de la caricia lenta.
Mi piel te nombra
temblando en versos,
convulso premio
que se desboca
si tu mirada roza
su pestañeo,
partiendo el cielo
donde se agolpa
el febril deseo.
Esencia
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