He jugado con las noche sin dormirla
hasta caer rendida con tus roces
y el aceite del idioma que nos domina
con las aspas de la ira en pleno goce.
El nunca averiguado y en descarte,
viene y roba sales de mis sábanas,
vasos de agua clara pidiendo tu parte,
quemándose la carne de mis ganas.
Roe mi mano hasta cruzar las olas
esparciéndome toda con pintura de cielo
en el gozo ciego que se desabrocha
untando su brocha con témpera de deseo.
Suelto las llamas del vivo intenso,
color de sueño despertando en mis grutas,
exprimiendo la pulpa del íntimo lienzo
alborotando del pelo, gritándome tuya.
Esencia
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