
Cuatro gotas de aceite
en los huesos de la madrugada
para que no chirríe la almohada
donde mi nuca despeine
los sudores indecentes
de mis sueños con tus manos,
de mi piel bajo el sudario
que tus labios le restrieguen.
En la muda desposesión
de los rasos de la carne
cruzas la frontera al delirarme
en credos de la pasión,
que hacen ecos sin voz
donde el gemido nos late,
venturoso desenlace
enlazándonos a su fragor.
Vértigo aventurero en triunfo,
que en precipicios de tu bocaca
e su cáliz gota a gota
a erizarme los impulsos,
contracturando los muslos
en el contrapunto del goce,
cielos de los acordes
donde tú y yo somos uno.
ESENCIA
No hay comentarios:
Publicar un comentario