
Envuelta en las llamas
y los ocres latidos,
fuego encendido
llamando tu nombre,
salitres en roces
clamando tu sitio
embiste el hilo
que pasional nos cose.
Gemidos silentes
en rojo bermellón
aceleran al son
de la fébril simetría
que viste la geometría
de mi camisón
callendo en pos
que tu mirada porfía.
Relieves en puntas
del negro encaje
que deshacen tu boca
y se disuelve
donde envuelve
la fiebre que late
en el embate
que se resuelve.
Ingenua mirada
mordiendo el labio
tiñendo el espacio
de ámbar intenso,
me dispenso
a sucumbir el presagio
del dulce adagio
del deseo fiero.
Conjuro en eclipses
de cielos azules
rompen los tules
para sentirse piel
en rutas de la sed
que se consume
con todo el cerumen
dispuesto a arder.
ESENCIA
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